Más de uno al abrir su armario de ropa puede pensar: y ahora, ¿qué hago con tanta ropa de usar y tirar? ¿porque me pongo tan poca ropa de toda la que tengo guardada? Puede que no conozcas la regla del 80-20. Es una regla o una premisa que dice que el 80% de las veces te vas a poner el 20% de todo lo que tienes en tu armario. Ni más ni menos.
Y esto en realidad, sin ponernos demasiados dramáticos, es un verdadero problema. Para mí, para ti, para él, para nosotros, para vosotros y para ellos. Todos perdemos.
El verdadero problema.
Como ya hemos hablado en otros artículos, la fast fashion disparó el consumo de prendas de vestir desde 1990 hasta un punto, que su producción se multiplicó por cinco en las tres siguientes décadas.
Hay datos respecto a este fenómeno realmente sonrojantes, sobre todo para nosotros, las personas del “primer mundo”, como por ejemplo que cada europeo tira de media 11 kilos de ropa al año. Eso es demasiada ropa. Los responsables de tal genocidio textil son las grandes marcas que fabrican en el extranjero con telas de dudosa calidad. Eso por no hablar de la moralidad a la hora de contratar la mano de obra.
En los países “occidentalizados” hemos tenido innumerables avances que nos han hecho la vida más cómoda, más barata y ¿más placentera?. Es turno de hablar de la tendencia a comprar, usar, tirar.
Que subsanar la avería de cualquier electrodoméstico nos salga más costoso que comprarlo nuevo, debería cuanto menos, hacernos reflexionar ya que entramos en un nuevo mundo que hasta hace unas décadas no existía o si lo hacía era en mucha menor medida. Se trata del mundo de los contenedores mundiales. Hay contenedores de absolutamente todo lo que te imagines.
Con la ropa, pasa absolutamente igual que con los electrodomésticos. ¿Dónde van todos los desechos, todas las prendas que nos hemos puesto 2 veces y que son el resultado de compras compulsivas y que realmente no éramos conscientes de que no nos hacía falta su adquisición? El marketing y publicidad de las grandes marcas nos han hecho ver que es mejor tener un armario de 40 prendas de mala calidad en lugar de uno de 10 o 15 de buena calidad.
Vamos a viajar por un momento al norte de Chile para ver un caso extremo en el desierto de Atacama, un enclave natural como pocos en el mundo. Es allí donde sucede el mayor vertedero de ropa del mundo. Los desechos provienen sobre todo, de Europa y Estados Unidos, los consumidores y Asia su productor.
Se calcula que son aproximadamente 60.000 toneladas anuales de ropa las que llegan al puerto de Iquique al norte del país sudamericano. ¿Te imaginas vivir en las inmediaciones de este lugar? Unas 40.000 toneladas van directamente al vertedero sin ser ni siquiera revendidas o aprovechadas para otros usos.
Antes de adentrarnos en la posible solución, añadiremos un dato más que más de uno conoceréis. La industria textil es la segunda industria que más contamina. Solo superada por la industria del petróleo y derivados siendo número uno en emisiones CO2. Le siguen la industria alimenticia y la logística. Esta última siendo el hilo conductor de todas las anteriores.
¿Hay solución?
Para evitar este despilfarro, la Comisión Europea ha presentado la Estrategia de la UE sobre los Productos Textiles Sostenibles y Circulares, que incluye nuevos requisitos de diseño para la ropa y que fija unos mínimos obligatorios para la inclusión de fibras recicladas en los textiles. Además, la ropa tiene que ser duradera y fácil de reparar y reciclar.
La Comisión Europea plantea poner fin a la exportación de residuos textiles. Así, sólo se permitirá la exportación de residuos textiles a países no pertenecientes a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en determinadas condiciones. Los países deben notificar a la Comisión que desean importar estos residuos y demostrar su capacidad para gestionarlos de forma sostenible, y así evitar que los residuos se etiqueten engañosamente como artículos de segunda mano al exportarlos fuera de la Unión Europea.
Desde ya, se va a exigir mucha más claridad en el etiquetado de las prendas para saber fácilmente su verdadera composición y también su procedencia y la producción de residuos. El control de residuos será clave para que vertederos como el de Atacama en un futuro cercano vayan menguando poco a poco.
Sin duda, hemos tenido una gran evolución en muchas facetas en la vida moderna pero si hay una que no va por buen camino es esta: la forma en que nos vestimos.
No solo es que sea más sostenible, es que además, tener un armario más corto pero con mucha más calidad nos hace más felices. Conectamos con las prendas, las hacemos “nuestras”. Las podemos reparar y no tenemos que preocuparnos si en dos lavados van a perder parte de su autenticidad y valor.
En Nico solo trabajamos con prendas de las que nos sentimos orgullosos. Prendas que nos dejan una conciencia más tranquila. Sabemos 100% la composición de cada una de ellas. Sabemos el origen y fabricación.
¿Conclusión?
Creemos que comprando dos prendas de alta calidad en vez de cuatro de baja, le estamos haciendo un favor a todos. A nosotros mismos, a niños y familias explotadas para nuestro disfrute, a Atacama y un sinfín de vertederos más por no hablar de sus habitantes también. Le estamos haciendo un favor a nuestro armario, a nuestra economía y sobre todo a nuestra conciencia.
Compra sostenible. Compra menos pero mejor.